SANDÍA
Era 1987 y Ana, una chica de los EE. UU de años, tenía que volar a Grecia como estudiante de intercambio. Era su primer viaje fuera del país. Cuando llegó al pueblo. No había nadie para recogerla. Estuvo 2 h frente a una tienda cerrada. Se sentía angustiada. ¿Y si nadie viniera a buscarla?, pensó. Por fin llegó la hermana anfitriona. Cuando llegaron a casa toda la familia estaba de luto vestida de negro porque el abuelo había fallecido recientemente. Ana se sentía incómoda porque el momento de su llegada claramente no era el ideal. Mientras velaban el ataud, un camión con un altavoz pasó lentamente por delante de la casa. El conductor gritaba ¡Karpouzia! en griego. En ese momento, un gran melón verde se cayó del camión, se abrió de golpe, su pulpa madura se esparció por todo el camino con el color rosa por todas partes. Fue la primera palabra griega que aprendió, sandía.