Sonreír sin mascarilla
Cada mañana la naturaleza se despertaba con un solo deseo: poder respirar un poco más. Una mascarilla gigante de nubes contaminadas le quitaba el sol y la dejaba sin aire. Esas nubes la perseguían como una maldición, cada vez más oscuras.
Un día, mirando al sol, imploró:
-Tú eres lo más poderoso, quítame esta plaga que me impide verte.
-Si pudiera, lo haría; pero no todo está bajo mi control.
Pasaron unos meses y una madrugada inundó a la naturaleza de luz y magia: los pájaros cantaban canciones olvidadas, los árboles se cubrían de hojas verdes, los ríos besaban las piedras y la tierra, los delfines nadaban sin miedo. La naturaleza no tardó en agradecérselo al sol:
-¡Qué maravilla es sonreír sin mascarilla! ¡Te doy infinitas gracias!
-El mérito no lo tengo yo, sino los que te la pusieron: los seres humanos. La gente de repente se quedó encerrada en casa, parando la contaminación y la destrucción. Puede ser que encerrando el cuerpo se les haya abierto el alma."
Cada mañana la naturaleza se despertaba con un solo deseo: poder respirar un poco más. Una mascarilla gigante de nubes contaminadas le quitaba el sol y la dejaba sin aire. Esas nubes la perseguían como una maldición, cada vez más oscuras.
Un día, mirando al sol, imploró:
-Tú eres lo más poderoso, quítame esta plaga que me impide verte.
-Si pudiera, lo haría; pero no todo está bajo mi control.
Pasaron unos meses y una madrugada inundó a la naturaleza de luz y magia: los pájaros cantaban canciones olvidadas, los árboles se cubrían de hojas verdes, los ríos besaban las piedras y la tierra, los delfines nadaban sin miedo. La naturaleza no tardó en agradecérselo al sol:
-¡Qué maravilla es sonreír sin mascarilla! ¡Te doy infinitas gracias!
-El mérito no lo tengo yo, sino los que te la pusieron: los seres humanos. La gente de repente se quedó encerrada en casa, parando la contaminación y la destrucción. Puede ser que encerrando el cuerpo se les haya abierto el alma."